El sector de la miel deber ser uno de los pocos cuyo consumo ha crecido, a pesar de la crisis del coronavirus. Las especiales características de este alimento, utilizado con mucha frecuencia como remedio casero contra catarros y otros síntomas gripales, junto con un impacto mucho más reducido por la paralización del canal Horeca, ha llevado a un crecimiento de las ventas, incluso en Internet. Sin embargo, tampoco pueden echar las campanas al vuelo, sino todo lo contrario.
La campaña 2020 se puede calificar de calamitosa, con una bajada de la producción a nivel nacional del 50% El factor principal ha sido la mala climatología, que ha afectado con mucha intensidad a las principales zonas productoras, pero ha habido más. La varroa lleva años arrasando colmenares, y especies invasoras, como la vespa velutina o avispa asiática, e incluso el abejaruco, son cada vez más virulentas.
Volviendo al factor principal, el cambio climático está produciendo situaciones anómalas, con alternancia de golpes de calor y golpes de frio que producen grandes daños y desajustes en las colmenas. Con la subida de temperatura las abejas empiezan a criar, pero paralizan la actividad con la súbita entrada de frio, lo que rompe sus ritmos biológicos, desabejándose muchas colmenas. Esto conlleva una reorientación de colmenas a reposición, cuando deberían estar destinadas a producción.
Pero además, otro factor que se encuentra fuera de control en casi toda nuestra geografía, es la mencionada varroa, un ácaro muy nocivo que ataca a las abejas. El problema es que en la actualidad los productos para combatirla son muy ineficaces, ya que desde hace más de una década no entran en el mercado nuevos principios activos. Esto ha supuesto una adaptación del ácaro, que se ha hecho resistente a los productos actuales, por lo que es necesario aumentar las dosis para obtener resultados. Esta opción está muy limitada, al tratarse de aplicaciones que entran en contacto con el alimento. La realidad es que el mercado mundial es muy amplio y está sujeto a muchas menos limitaciones, e investigar solo para los agricultores europeos es muy costoso, y antieconómico desde la iniciativa privada.
Además, a perro flaco todo son pulgas, y cuando un sector va mal, los pequeños factores negativos terminan de arruinarlo. La vespa velutina es una especie invasora y depredadora que se extiende cada vez más, y contra la que no se están aplicando suficientes medidas de control. Otro depredador invasor, aunque este ya lleva más tiempo en nuestro territorio es el abejaruco, que debido a la subida de las temperaturas, va colonizando poco a poco mayores altitudes.
Pero lo más paradójico y que está dando la puntilla al sector, es que con una caída tan sustancial de la producción y aumento del consumo, lo precios sigan bajando. Esta anomalía del mercado se debe a la entrada a muy bajo precio de mieles foráneas y, sobre todo, de jarabes para mezclas. Si ya es importante el correcto etiquetado de la miel, lo es todavía más el control del fraude en el sector. En el momento actual Portugal es una puerta de entrada a productos de baja calidad procedentes de China, ya que en España tienen más problemas de acceso.
No podemos olvidar que más allá del factor económico de esta producción alimentaria, las abejas, junto con el resto de polinizadores, son un valor esencial para la mejora del medio ambiente, al aumentar la biodiversidad y facilitar la floración.