Un asunto con importantes connotaciones económicas, es la aprobación de una resolución no vinculante del Parlamento Europeo (PE) en la que se pide a la Comisión que avance una propuesta legislativa para eliminar de forma gradual las jaulas en batería para la cría de conejos. En el sector avícola se vivió una situación similar que se superó, no sin dificultad. La diferencia es la rentabilidad y el potencial productor y exportador de uno y otro sector. El cunícola es mucho más reducido, menos potente y con menor mercado exterior, por lo que tienen menos márgenes comerciales para asumir una medida de estas características.
El PE propone que se den ayudas al sector y que se controle que las importaciones cumplan las mismas condiciones en su lugar de origen. Sobre esto segundo, el control de las explotaciones chinas, que son la mayor competencia para el productor europeo, se antoja casi imposible. Sobre las ayudas, si son para aumentar el consumo, tal como se plantean, es un tipo de acción que desde la interprofesional en el caso español, y desde otras organizaciones en otros Estados miembros, se lleva haciendo hace muchos años, con escaso éxito.
Sobre la hipotética ayuda pública para el cambio de jaulas, que dada la dimensión del sector se podría plantear, el problema no radica solo en el coste de las nuevas jaulas, sino en la necesidad de más espacio para obtener la misma producción, con menor densidad de animales por metro cuadrado. Eso sin considerar la tendencia de promover cría en espacio abierto, lo que encarecería mucho más el manejo e incrementaría los riesgos veterinarios y sanitarios, tal como en se ha constado en estas últimas semanas en el sector avícola, con la transmisión de una nueva cepa de gripe aviar. Al final son muchos costes para unos márgenes muy pequeños.